Desde niño fui muy inquieto y a raíz de eso, todas las actividades físicas, los deportes, la ejecución de técnicas y todo el proceso motriz que se involucra en cada una de las partes del cuerpo humano es un tema que me fascina desde siempre, sin embargo, siento una gran pasión por apoyar a otros en el desarrollo motor, por ello, decidí estudiar mi Maestría en Motricidad.
Existen muchas ventajas de estudiar una maestría, en mi caso, logré pulir mis habilidades tanto pedagógicas como en planeación de actividades sobre el desarrollo motor. Esto me permitió impartir y crear nuevos métodos para el desarrollo motriz usando el juego como base principal.
Haciendo reflexión, primero aprendemos a través de la observación e imitación, pero es el juego lo que nos ayuda en desarrollo de la motricidad fina y gruesa, con la coordinación de movimientos y estimulando nuestra creatividad desde pequeños; aprender lúdicamente sobre esto en la maestría, fue una ventaja que amplió mi visión laboral.
Día con día cobra más revelación la fisioterapia, la educación física y todo aquello relacionado con el beneficio de la salud física y motora, prueba de ello son las ya muy concurridas clases de activación temprana o los cursos de capacitación en preparación física-deportiva. Esto se debe al incremento del cuidado personal en la sociedad en los últimos años.
Con todo lo anterior, viene la ventaja más gratificante en mi maestría: Trabajar a la par de estudiar. Ya que logré poner a prueba de forma inmediata la aprendido en formación corporal, recreación, entrenamiento óptimo deportivo, aprendizaje motor-deportivo y didáctico de la educación física y el deporte. Obteniendo como resultado alegría en mis grupos de trabajo.
Les comparto mi sentir para que se animen y no piensen dos veces en estudiar una maestría, recuerden que capacitarse constantemente es parte de seguir en movimiento, y algo que no debemos permitirnos los amantes de la educación física, la fisioterapia y motricidad, es quedarnos quietos en la vida.